Ámbar: un tesoro del pasado con beneficios que aún sorprenden

Vale, te lo digo como si estuviéramos tomando un café: el ámbar es una de esas cosas que parecen simples, pero cuando empiezas a conocer su historia y sus propiedades... te atrapa. No es una piedra como las otras: en realidad es una resina fósil que tiene millones de años, pero que sigue transmitiendo calor, protección y bienestar como si acabara de formarse.


¿Para qué sirve el ámbar? Sus beneficios y propiedades más conocidas

Desde hace siglos, el ámbar se ha usado para aliviar dolencias tanto físicas como emocionales. Y si te soy sincero, ¡algo tiene! Mira:

  • Calma los dolores de dentición en bebés

  • Ayuda a fortalecer el sistema inmunológico

  • Activa la circulación sanguínea

  • Alivia dolores articulares y musculares (como los del reuma o la artrosis)

  • Ayuda a combatir el cansancio

  • Reduce el estrés y mejora el estado de ánimo

Es de esas piedras (o mejor dicho, resinas) que te acompañan con suavidad, sin forzar, pero que hacen efecto.


¿Qué es realmente el ámbar?

El ámbar natural es una resina fosilizada que proviene de antiguos árboles coníferos. Se formó hace más de 50 millones de años, y se encuentra sobre todo cerca del mar Báltico, enterrado en sedimentos. Sus colores son una pasada: desde el blanco translúcido hasta tonos oscuros casi negros, pasando por dorados, naranjas, rojizos, marrones e incluso verdes.

A veces incluso guarda dentro insectos, hojitas o flores. Literalmente: una cápsula del tiempo. Y aunque no es un mineral, se considera una gema orgánica, como las perlas o el marfil. Por eso también se le llama "ámbar vegetal" o "ámbar amarillo".

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Origen del nombre “ámbar”

Curioso: la palabra "ámbar" viene del árabe anbar, pero originalmente se usaba para hablar del ámbar gris (una sustancia diferente, que viene del cachalote).

Los griegos, en cambio, llamaban elektron al ámbar vegetal, porque al frotarlo genera electricidad estática (sí, de ahí viene la palabra electricidad).

Y si te digo que se han encontrado trozos de ámbar en cuevas prehistóricas, como en Altamira, te haces una idea de lo importante que fue desde siempre.


¿De dónde viene el ámbar?

La mayoría del ámbar del mundo (¡más del 90 %!) viene del mar Báltico: Lituania, Polonia, Rusia, Letonia, Estonia… En esa zona, hace millones de años, había enormes bosques de coníferas. La resina cayó, se fosilizó y hoy la encontramos en playas, minas poco profundas o incluso en el fondo del mar.

Por su alto contenido en ácido succínico (del que hablaremos luego), el ámbar báltico es uno de los más valorados del mundo. También hay ámbar en lugares como Birmania, México, República Dominicana e incluso en Francia.


¿Cómo se ve el ámbar?

Hay muchas formas y colores. No todo el ámbar es dorado y transparente, también hay versiones opacas, rojizas, marrones, verdes…

La forma, el color y la transparencia dependen de varios factores: el tipo de árbol, la edad de la resina, los minerales con los que estuvo en contacto…

Y si alguna vez ves un trozo de ámbar con un insecto dentro, es real: puede tener 30, 40 o incluso 50 millones de años. Hay piezas con flores, plumas, lagartijas… Es como tener un pedacito del pasado en la mano.


¿Cómo actúa el ámbar a nivel emocional?

Es una piedra que da calma, calorcito, como si te abrazara desde dentro. Ayuda a limpiar emociones negativas, da claridad mental, y muchas personas sienten que les devuelve la confianza cuando la llevan encima.

Yo lo veo como una piedra de nuevos comienzos: te ayuda a dejar atrás lo que pesa y a volver a conectar contigo. Si estás en un momento de cambio o búsqueda personal, el ámbar puede ser un bonito compañero.


Propiedades físicas y químicas

Propiedades físicas

Cuando rozas el ámbar, se carga de electricidad estática. Esto ya lo notó el filósofo griego Tales de Mileto. El ámbar libera iones negativos, esos que te hacen sentir mejor: reducen el estrés, mejoran el ánimo y ayudan a dormir.

Propiedades químicas

El ámbar báltico contiene entre 3 y 8 % de ácido succínico, una molécula que ayuda a regenerar células, refuerza las defensas naturales y tiene efectos antiinflamatorios. También contiene camphre (calmante) y terpenos (con efecto calor).


En la litoterapia

El ámbar está asociado al chakra sacro, que tiene que ver con la creatividad, las emociones y la energía vital. Llevarlo como joya o simplemente tenerlo cerca puede ayudarte a sentirte más centrado, más tú.

Si meditas o practicas yoga, es un buen complemento. También puedes usarlo en aceite o polvo, según el momento.


El ámbar en la perfumería

Aunque en joyería usamos sobre todo el ámbar vegetal, en perfumería lo que se usa es el ámbar gris, que proviene del cachalote (sí, es raro). Tiene un olor cálido, amaderado, con un toque animal… Y fija muy bien los perfumes.

Hoy en día, por razones éticas, se suele usar una versión sintética. Pero su leyenda sigue viva en los perfumes más exclusivos.

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Ámbar y signos del zodiaco

El ámbar combina con todos los signos, pero hay algunos que se llevan especialmente bien con él:

  • Leo: refuerza su energía y luz natural

  • Acuario: les ayuda a estabilizarse emocionalmente

  • Aries: equilibra su fuego interno

  • Cáncer: suaviza emociones intensas y da seguridad

Es una piedra cálida, cercana, que se adapta a lo que necesitas en el momento.


Preguntas frecuentes

¿Cómo saber si un ámbar es verdadero?
Lo mejor es comprar en tiendas de confianza. Pero si quieres probar:

  • El ámbar huele a resina al calentarlo

  • Si lo frotas, se carga de electricidad

  • Flota en agua con sal

  • No se disuelve con acetona

¿Cómo usarlo?
Puedes llevarlo como collar, pulsera o anillo. También tener una piedra en el bolsillo, en la mesilla o usar aceite de ámbar. Lo importante es que toque tu piel o esté cerca de ti.

¿Cómo funciona un collar de ámbar?
No es magia, pero sí ciencia natural. En contacto con la piel, el ámbar libera pequeñas cantidades de moléculas como el ácido succínico, que ayudan a calmar, aliviar y reforzar. Como un mini tratamiento natural constante.



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